Alguien que se quede y no que te escuche por cortesía, no que te diga "cuenta conmigo". Sencillamente alguien que se siente contigo en silencio, aunque no se sepa qué hacer. Acompañar es ya una gran ayuda. Que no huya, que no te devuelva el vacío con frases de calendario.
Que alguien te diga la verdad, no que busque el consuelo. Nunca hay que decir a una persona con este problema "todo va a estar bien, va a salir bien", "eres fuerte y tú puedes". Mejor algo de empatía y valor y decir, "sí, esto duele, no sé si va a mejorar mañana, pero no estás solo en esta mierda". Eso es decir la verdad, y la verdad conecta más que el optimismo hueco.
Espacios donde puedas decir. "Quiero morirme" sin que te encierren. Hoy, si lo dices, te silencian o te medican, en el mejor de los casos, huyen despavoridos y nunca más sabrás de esa persona. ¿Dónde puedes decirlo y ser comprendido sin ser castigado? Hace falta un lugar donde el pensamiento suicida sea escuchado, no censurado. Porque lo que no se dice en estos casos, se hace, se actúa.
Que alguien te pregunte ¿qué necesitas para no hacerlo hoy? No ¿cómo estás?. Eso se responde con metiras. Preguntar eso es entrar en lo real. Tal vez la respuesta sea "quiero dormir, quiero que me abracen, quiero que no me juzgues" Esa pregunta es un puente y casi nadie lo hace.
Que no te obliguen a sonreír mientra estás en esa guerra, en mitad de ese combate. La presión social de fingir que estás bien es brutal. Necesitamos poder decir "no tengo energía, no tengo ganas, no tengo ningún aliciente ni ninguna motivación, no me hablen de metas". Las metas son el mayor enemigo y el peor camino para la gente que tiene un pensamiento suicida. Y que eso sea válido. No todos pueden "echarle ganas" cuando están desangrándose por dentro.
Que alguien se siente a tu lado y no hable de soluciones. Porque no hay una solución inmediata. Sólo estar ahí. Sólo presencia. Sin intentar arreglar, pretender corregir y mucho menos evaluar.
Que te digan "no tienes que aguantar solo" y lo cumplan. No como consigna, sino como un acto, como cuerpo presente, como constancia. Una vida se puede salvar no con una terapia, que también, sino con una conversación a las dos de la madrugada.
En un proceso de depresión y suicidio, el acompañamiento siempre es el mejor antídoto. En esos momentos se conocen a los amigos, a los hermanos, a los padres. Y también quiénes no lo son.
CAPÍTULO 1º- EL SUICIDIO: UNA SOMBRA TAN ANTIGUA COMO LA HUMANIDAD - VER AQUÍ
CAPÍTULO 2º - ¿CON QUÉ SE CONFUNDE EL SUICIDIO CUANDO SE HABLA DE ENFERMEDAD MENTAL? - VER AQUÍ
CAPÍTULO 3º - VIAJE A LA MENTE DEL SUICIDIO: ETAPAS - VER AQUÍ
CAPÍTULO 4º - INFORME CRUDO SOBRE EL SUICIDIO EN ESPAÑA - VER AQUÍ
CAPÍTULO 5º - FRASES QUE SE CUESTIONAN DESDE DENTRO DE UNA MENTE SUICIDA - VER AQUÍ
CAPÍTULO 6º - ¿SE ESTÁ HACIENDO REALMENTE ALGO POR EL SUICIDIO EN ESPAÑA? - VER AQUÍ
CAPÍTULO 7º - LAS SOLUCIONES QUE NADIE DA Y SALVAN VIDAS - VER AQUÍ